Historia

Cuando el Ing. Luis García comenzó su emprendimiento en el patio de su casa en 1995, en el corazón de Guadalajara, Jalisco, México, a duras penas hubiera podido imaginar el impacto que tendrían en el mundo de la comida Asiática.

 

Los sueños de Luis García se mantuvieron siempre por su implacable pasión por la Industrialización y el Comercio.

 

Su visión, entusiasmo y experiencia resultó ser la piedra angular de lo que un día se convertiría en una marca global, traspasando fronteras y reconocida como un símbolo de la excelencia en Alimentos Asiáticos y productos de Consumo.

Esta es la historia de KAPORO:

 

KAPORO se enorgullece de su larga y gloriosa herencia

 

KAPORO fue fundado el 15 de Septiembre de 1994 en Guadalajara. Desde entonces, KAPORO ha jugado un papel consistente e importante en la fabricación y desarrollo de alimentos. Durante un cuarto de siglo de actividad ha tenido numerosos logros, tanto en el desarrollo de productos personalizados, así como los productos para Autoservicios. No todo ha sido sencillo para la marca, ha tenido como todos tiempos difíciles, que han ayudado a forjar el carácter y la personalidad de la compañía.

 

 Sin embargo, la historia de KAPORO es más que sus gloriosos logros y el lanzamiento continuo de grandes productos. La empresa también se ha desarrollado industrial y tecnológicamente durante años. La fábrica de productos ha tenido tres sedes desde su fundación hasta el momento, actualmente está por terminar la Nueva Planta de Procesamiento y almacén central en Zapopan, la cual sin duda será una de las más relevantes etapas de su historia.

Hoy su presente sigue conservando las bases de su pasado, manteniendo su filosofía de hacer productos saludables y útiles para las personas.

 

KAPORO es ahora una marca global que opera en más de 2500 tiendas de autoservicio. A diferencia de cualquier otro fabricante, KAPORO ha logrado instalar en todos sus productos tanto la innovación como su legado; pasado y futuro, memoria y visión.

 

Hoy, el orgullo de KAPORO se refleja en los valores que definen a la marca. En esta sección se puede revivir la apasionante historia de KAPORO y conocer a la gente, sus logros y aportaciones que han hecho famosa a la marca.

 

El Inicio

La crisis económica del país de 1994 dejó al Ing. Luis  García sin empleo, pero también le dio la oportunidad de emprender su propio negocio. Luis trabajaba en un despacho de consultores llamado Consultoría Actuarial, como consultor para empresas del ramo Metal Mecánico, Automotriz, Plástico, Textil, Alimentaria, Turística, Restaurantera y de servicios.

 

“La crisis nos pegó, y a raíz de que comenzaron a recortar los servicios de Asesoría fue que decidí formar mi propia empresa”, recordó.

 

Eran tiempos difíciles en México, un año antes entró al TLC, los mercados en todos los segmentos se inundaron de productos de procedencia extranjera. Eran muy pocas las oportunidades o los espacios que un joven emprendedor podía obtener.

 

Fue entonces cuando Luis García puso en marcha su proyecto de fabricar alimentos, en ese año realizó un estudio y análisis de todos los productos nuevos que llegaron al país, y fue así como encontró la oportunidad de fabricar en México algunos productos y tratar de competir a los productos importados en ese momento.

 

Relata: “En un inicio pretendí fabricar salsas picantes junto con un amigo, pero el mercado estaba saturado de este tipo de productos, posterior a eso vi un producto que en aquellos años no era muy común pero que tenía potencial, y así nació la idea de producir la Salsa de Soya”.

 

“El proceso fue largo, y las necesidades económicas se hacían cada día más grandes”.

 

“Para comenzar tuve que solicitar muestras de varias materias primas, las cuales eran costosas en ese momento.

 

Los proveedores que encontré amablemente me brindaron su apoyo y me facilitaron algunas cantidades de producto como muestras, después de cinco meses de largas pruebas realizadas en la cocina de la casa, dándoles a probar a familiares y amigos cuando visitaban la casa, se logro ese sabor delicioso tan característico de la salsa de soya KAPORO.

 

Ya con la fórmula de sabor lista fue que gasté los últimos ahorros, pude adquirir algo de equipo usado, logré comprar un pequeño tanque de reacción y una báscula, e intercambié con un amigo una llenadora de botellas descompuesta para arreglarla y así contar con lo mínimo necesario para la producción en forma industrial del producto.

 

Estos equipos los instalé en la sala y el patio de la casa de mi madre, la cual veía como transformé su espacio de sala-comedor en una pequeña línea de producción.

 

El diseño de la marca y su imagen.

 

La Marca

En torno a la expectativa que se tenía en ese momento, se necesitaba crear una palabra fuerte que expresara la solidez de los productos y que reflejara que cocinar es fácil, así surge el nombre de KAPORO, y además se necesitaba de un logotipo que garantizase que sus productos destacaran entre los demás, por eso se decidió darle toda una identidad a cada producto.

 

La palabra KAPORO, el símbolo de un mito. El logotipo que marca la fuerza representada por los dientes o colmillos que enmarcan el escudo, los ocho vértices que señalan las ocho reglas de la marca: 1 nutritivo, 2 sabor, 3 sensaciones, 4 simplicidad, 5 accesible, 6 calidad, 7 constancia, 8 servicio. Utilizado en todos los productos en la historia de KAPORO, se ha mantenido constante a través de la evolución de la marca y su estilo, acompañando a todas las variedades producidas con éxito por la marca.

 

Una figura y parte esencial de la marca tiene una gran importancia simbólica en la historia de KAPORO y ha dominado la entrada de Miyajima en Japón. Se trata del Torii Flotante más representativo de Japón, que inspiró el logotipo inicial de la marca, símbolo tanto de Miyajima como de la marca de alimentos KAPORO.

 

Inseparablemente ligados a la marca, todos sus elementos subrayan el estatus de excelencia de los productos, de la firma y su identidad como obras maestras de la elaboración de alimentos nutritivos y saludables.

 

La imagen

Cada Producto KAPORO ha tenido siempre tonos en rojo y negro que le da ese toque de elegante y distintiva, con un significado muy especial.

 

Desde mediados de los años 90 en adelante, los productos siempre han llevado fotografías y recetas fáciles de preparar en cada uno de ellos, creando una pauta que hasta ese momento ningún otro productor de alimentos Asiáticos había utilizado, dando la originalidad a la Marca KAPORO y colocándola siempre delante de su competencia.

 

Evolución de estilo

A medida que evolucionaron los productos y la entrada de algunos competidores la marca también prestó mucha atención a personalizar todos sus productos, diseñando empaques exclusivos de la marca.

 

A través de la evolución de sus diseños, KAPORO ha liderado la moda en el mundo de los alimentos, con productos únicos, elegantes y nutritivos, siempre con unas líneas muy personales y distintivas. Desde las recetas de sus productos y los detalles sinuosos de los primeros años de la marca, sus productos han ido evolucionando gradualmente para hacerse más grandes, más nutritivos y más sabrosos. Con ese estilo reconocible en todo el mundo.

 

La primera Fabricación

El primer lote de fabricación fue de 50 litros, los cuales se envasaron en dos cubetas de 20 litros y 10 litros en botellas de 300 ml para ofrecerlas como muestras a varios restaurantes de la zona por donde vivía. Y fue así que el día 16 de Septiembre me llamaron de un restaurante para solicitarme salsa de soya de manera urgente, ya que no contaban con producto suficiente para la venta de ese día. Sin pensarlo dos veces salí a entregar la Salsa de Soya KAPORO.

 

“El día 16 de Septiembre de 1995, marcó el inicio de lo que hoy es un proyecto de vida hecho realidad”.

 

Fue difícil pues no se contaba con recursos para comprar empaque, pero con la venta de esa cubeta y posteriormente otra más, pude comprar algunas materias primas para seguir elaborando la salsa, aunque todavía no alcanzaba para poder comprar empaque (cubetas) las cuales el proveedor que tenía solo vendía mínimo de 10 piezas. Fue así que le pedí a un amigo que tenía una fábrica de medicamentos, si me podía prestar algunas cubetas que después se las regresaba ya que pudiera comprar el lote de 10.

 

No podré olvidar que mi amigo me dijo: “Luis toma las que necesites, para eso somos los amigos”, dándome cuatro cubetas las cuales jamás quiso que se las repusiera o se las pagara. Con esas cubetas, las muestras de materiales que todavía me quedaban y algunos que compré con el fruto de la venta de las dos cubetas iniciales, fue que se multiplicó y multiplicó para que al final del primer año se fabricaran y vendieran más de 10 toneladas de Salsa al mes.

 

Pasaron tres años de mucho trabajo vendiendo el producto a restaurantes y tocando la puerta a muchas empresas Abarroteras y de Autoservicio. No podíamos crecer, las grandes marcas tenían todo el mercado, pero fue a finales de 1998 cuando, después de ocho citas fallidas con el área comercial de Grupo Gigante, por fin nos dieron la oportunidad de vender en 16 de sus tiendas, colocando por fin el producto en el mapa de los autoservicios y con la posibilidad de ampliar la línea de productos.

 

“Recuerdo que saliendo de aquella reunión regresé a casa de mi madre para darle la noticia, ella al escucharme, tomó sus ahorros y me los entregó, diciéndome: “Hijo, esto es lo único con lo que te puedo ayudar, es un compromiso grande el que acabas de hacer y te deseo mucho éxito”

 

Los mercados

Las circunstancias y los tiempos se combinaron para que, a partir de esa reunión, se proyectara la Marca KAPORO como un distintivo en Alimentos Orientales.

 

En ese mismo año de 1998 se amplió la línea de productos a siete artículos: Salsa de Soya, Vinagre de Arroz, Arroz para Sushi, Alga Marina para Sushi, Salsa Agridulce, Palillos para comer (Chopsticks), y Tapete de Bambú para la elaboración de Sushi.

 

Después de 4 años de desarrollo se lanza al mercado de Restaurantes el KOPICO, bebida láctea a base de lactobacilos.

 

En el año 2000 se comenzó con la elaboración de una línea de productos para empanizar y capear, lanzando al mercado la Harina de Tempura, Panko bread crumbs, Levadura Instantánea y la Salsa Agridulce, incrementando la oferta de productos e ingresando a la cadena de Tiendas Comercial Mexicana.

 

Para el año 2005 se lanza al mercado la semilla de Ajonjolí Negro, Tostado, Jengibre Curtido y el Wasabi.

 

En 2008 se lanza al mercado la Mandarina en Almíbar, los fideos chinos Vermicelli, el fideo koreano Udon y la salsa picante Sriracha KAPORO.

 

A finales del 2009 se establece en la ciudad de Querétaro, Querétaro, el primer centro de distribución de la compañía para poder incursionar a nivel nacional en las Tiendas de Autoservicio como Walmart y Chedraui, Soriana y Comercial Mexicana.

 

A mediados del año 2010, se comienza con la elaboración del Aceite de Ajonjolí y el Aceite de Cacahuate. Y la inclusión de la variedad de Arroz de Jasmin, Ko Hom Mali y Tailandés.

 

Para el año de 2010 ya participábamos en todas las grandes cadenas de autoservicio del país a nivel nacional, y se inauguró nuestro segundo centro de distribución en la ciudad de Culiacán, Sinaloa. En este mismo año se compró la fábrica de etiquetas Flexograf y a finales de ese mismo año se adquirió la fábrica y marca de la salsa “Puya”, fundada en 1951 y de gran tradición en el occidente del país.

 

Para el año 2015 ya contábamos con 30 productos diferentes en el autoservicio, se comenzó la construcción de una nueva planta para incrementar la capacidad de producción.

 

En 2016 se inaugura el primer restaurante de la marca llamado “SIREKO SUSHI K”, donde se utilizan y muestran todos los platillos que se pueden elaborar con los productos de la marca KAPORO. Este primer restaurante tiene un enfoque de salón de exhibición en el cual se pueden degustar los deliciosos sabores y el balance perfecto de los nutrientes que poseen los productos KAPORO.

 

La anécdota inolvidable.

Nos narra Luis Eduardo que después de las primeras dos o tres fabricaciones de salsa de soya, ocurrió lo inesperado…

 

Eran las 11 o 12 am de un día normal en la vida de él y de su familia. Su madre, dentista de profesión y su hermano, salieron a sus trabajos alrededor de las 9 am, ella a su consultorio y él a una empresa donde trabajaba de empleado, todo marchaba bien. Yo en casa me dispuse a fabricar un lote de salsa, cargué el tanque que estaba colocado al centro de la sala y el comedor, encendí la bomba para hacer una agitación del líquido antes de bombearlo a la llenadora, la cual estaba cruzando la puerta que daba al patio de la casa. Todas las tuberías estaban colocadas de forma provisional y cada que fabricaba las ponía y luego las retiraba, para poder cerrar la puerta del patio por las noches, y fue entonces que una tubería se soltó comenzando a bañar el techo de la casa, así como los muebles que estaban alrededor, el piso quedó inundado de salsa de soya y escurría por un pequeño escalón hacia la cochera de la casa, como si fuera una cascada y al interior de la casa como si estuviera lloviendo del cielo Salsa de Soya, había soya hasta en el tocadiscos, las ventanas, las puertas, sillas, etc. … Todo era un solo color, el color de la salsa de soya. Como pude, cayendo en aquel mar de soya, logré apagar la bomba, ya controlado eso, vi lo que había causado, y pensé: si mi madre ( se entera?) le voy a causar un enorme disgusto, así que comencé a limpiar pero limpiaba y limpiaba y no podía avanzar, necesitaba ayuda, le llamé a mi hermano y le comenté lo que sucedió. Sin más ni menos, me dijo: voy para la casa a ayudarte, no te apures, a los 15 minutos llegó y cuando vio aquello todo negro, me dijo que si estaba algo grave lo que había sucedido, ya eran casi las 2 de la tarde y acostumbrábamos reunirnos a comer cuando sonó el teléfono de la casa: era mi mamá, hablaba para saber qué deseábamos para comer, a lo que mi hermano le dijo: mamá, ¿por qué no vas y visitas a nuestra tía y comes con ella?, hace tiempo que no te quedas a comer con ella y hoy tiene reunión en su casa con todas tus amigas, nosotros ya encargamos comida, ve tranquila y disfruta la tarde. Ella nos dijo, pues está bien hijos en la noche nos vemos para cenar juntos, y fue así que seguimos limpiando y limpiando, usamos todos los trapos que había en casa, las toallas, trapeadores, y hasta la cobija del perro, varios vecinos pasaron y al vernos se ofrecieron a ayudarnos también, pasaban las horas y la salsa de soya no terminábamos de limpiarla, ya todos estábamos llenos de salsa de soya hasta las orejas, y pasadas de las 8 pm logramos lo imposible, dejar todo casi en su totalidad limpio, solo quedo algo en los muebles y lo que nos delató fue que el techo no lo pudimos desmanchar, quedó impregnada una mancha de casi 1 metro de diámetro justo arriba de la bomba. Mi madre, cuando regresó a casa, solo dijo: ¿qué pasó, por qué el techo está de diferente color? A los años le platiqué lo que había pasado y todo lo que mi hermano y yo tuvimos que hacer ese día, esta mancha hasta la actualidad no se ha podido quitar por completo, todavía quedan los restos de aquel día, el cual recordamos como el día en que la soya nos cayó del cielo.

 

Así, nuestra historia está llena de muchos recuerdos invaluables y que llevamos siempre.

 

El de todos los colaboradores que han estado en KAPORO desde su inicio hasta la actualidad, su tiempo y aportaciones de cada uno de ellos en el trabajo del día a día que nos han brindado,  a sus familias, nuestra más grande gratitud por apoyarlos en los momentos de mucho trabajo.

 

A nuestros proveedores, quienes en los momentos más difíciles siempre han estado junto a KAPORO como parte de esta gran empresa.

 

Los socios y cadenas comerciales que siempre nos han brindado el poder llegar a través de ellos, a todas las familias que gustan de los productos KAPORO.

 

A nuestros Clientes, Gracias por acompañarnos en nuestra historia logrando nuestro primer cuarto de siglo con ustedes.

 

A mi Esposa, mis hijos, mis Padres y Hermano, siempre les agradeceré el brindarme su tiempo para emprender y soñar, con su respaldo incondicional a este gran proyecto de vida. Y que lo han compartido a lo largo de estos años.

 

      Ing. Luis García.